:: EN BUSCA DE UN CAMARÓN DE CRISTAL

Por Miguel S. Bayona Valentín, La Habana.

Según demuestran los hechos, la mejor manera de unificar a un grupo de personas que gustan de la misma afición, es promover una actividad donde todos puedan compartir iguales intereses. Siguiendo esa filosofía dimos inicio al año 2011, con la realización, por parte de la nueva junta directiva del Club “El Acuarista Cubano”, de un trabajo de campo en la presa del Parque Lenin. El objetivo era, más allá de consolidar al nuevo grupo, el de encontrar al famoso “Camarón de Cristal”. Aunque su nombre parezca un poco fantasioso, no se trata de un animal diseñado por los estudios de animación de la Walts Disney, sino una especie de crustáceo caribeño que se denomina Xiphocaris elongata (Guérin-Méneville, 1855 [in Guérin-Méneville, 1855-1856]). Esta pequeña gamba se caracteriza por ser casi transparente con algún destello de color amarillo sobre su cuerpo, como pueden apreciar en la foto.

Lo cierto es que, ya conocíamos de la existencia de estos camarones por un trabajo anterior que realizamos a inicios del 2009, en la cortina de la Presa del Parque Lenin. En aquel entonces, nuestra visita iba enfocada a la búsqueda de alguna población de Rivulus cylindraceus y no tuvimos en cuenta a estos camaroncillos, pero en esta ocasión, su captura se nos hacía imprescindible. La misma necesidad de estudiar, mantener y reproducir algún tipo de crustáceo cubano dentro de un acuario, suponía el paso inicial a un nuevo proyecto, en lo personal y un reto más para la nueva dirección del Club.

A comenzar la faena
La hora de encuentro fue pactada para las 9:00 de la mañana del sábado 14 de enero, en la parada de guagua (autobús) del Consejo Voluntario Deportivo (CVD) “Ciro Frías”, en el municipio de Arroyo Naranjo, para luego, continuar viaje rumbo al Parque Lenin. La suerte nos acompañó en todo el viaje y no tardamos mucho en llegar al lugar indicado. Lo único para lamentar era el estado en que se encontraba el sitio. Por un lado los daños que provoca la mano del hombre cuando arrojan de manera irresponsable basura no biodegradable en cualquier ecosistema y por el otro, el terreno muy seco debido a la sequía que imperaba por esa fecha. Esto, nos obligó a recorrer varios metros más hacia el interior del lugar y por consiguiente cambiar la zona donde se realizaría el charqueo inicialmente.

A pesar de la caminata y del sol, el trabajo fue bastante ameno. Aunque al principio se nos resistieron, al cuarto de hora ya se habían capturado los primeros 4 animales, todos de diferentes tamaños. En las redes no solo cayeron los ansiados crustáceos, sino que también se colectaron algunas Gambusias, Clarias muy pequeñas y algún que otro Betta, además de los habituales depredadores como son el escarabajo de agua y la ninfa de libélula.

Al rato, decidimos avanzar rumbo hacia el anfiteatro del Parque Lenin, muy cerca del acuario, con el propósito de capturar más presas vivas como alimento para los amantes de los cíclidos grandes allí presentes. En medio de la caminata lanzamos las redes en algunos charcos para ver que podían ofrecernos, pero siempre fue la misma respuesta, algunos pececillos y dos o tres camarones. En principio, un premio muy pobre para repartir entre todos.

Al llegar al nuevo punto, nos liberamos de la carga para tomar un descanso y luego comenzar otra vez la pesquería. En la zona del anfiteatro existe una pequeña vía que está sumergida gran parte del año, pero que permite que no te hundas en el lodo. Aprovechando esta coyuntura, nos dimo el gusto de pescar a nuestro antojo. Lo más difícil era encerrar a los peces en alguna parte que no tuviesen escape para poder apresarlos, pero aun así, la captura fue satisfactoria y todos quedamos complacidos.

De izquierda a derecha, Alexis Martinez Terrero y Miguel S. Bayona Valentín pescando al margen de la presa.
Busqueda de huevos de Rivulus cylindraceus entre las raíces del Jacinto de agua (Eichornia crassipes).
Miguel muestra parte de la Utricularia sp. hallada en la zona del anfiteatro del Parque Lenin.

Siempre queda un tiempo para algo más
Después de pasar casi toda la mañana en acción, era el momento de decir adiós a la actividad. Ya el sol se hacia notar y calentaba con más fuerza sobre nuestras espaldas. Pero para un aficionado de las plantas siempre hay un tiempo extra y una grata sorpresa.

Mientras algunos recogían las mochilas, otros se distribuían los nuevos peces capturados y devolvían los alevines y juveniles sin valor alimenticio que habían caído en las redes, este cronista tuvo la oportunidad de concentrarse en las plantas y nada más y nada menos que hallar entre la maleza, una especie del género Utricularia.

Según se indica en la edición 29 de la Revista del Jardín Botánico Nacional, con fecha del 19 de noviembre de 2008, en Cuba, existen hasta el momento 14 especies de las cuales 7 se caracterizan por ser palustres y/o acuáticas. Muchas de ellas no son fáciles de localizar, en primer lugar por su diminuto tamaño y en segundo porque algunas están en peligro de desaparecer y encontrarla es cada vez más raro. De ahí mi alegría al ver el enjambre florecido de esa planta entre tanta vegetación. Rápidamente advertí al grupo de la presencia de esta pequeña planta y nos dimos a la tarea de llevarnos una muestra para tratar de conservarla, no sin antes dar una breve charla del género y sus características principales, así como la mejor forma de mantenerla en un acuario.

Al regreso, nos detuvimos en un charco que, a pesar de no ser revisado, ofrecía toda la posibilidad de capturar algunos camarones más. Como en efecto, tras un par de jamazos, teníamos en nuestras redes más crustáceos que los que habíamos colectado hasta el momento. El sol en contra no nos limitó de nuestra tenacidad y salimos muy contentos de lograr una captura excelente que nuevamente nos obligó a rehacer la carga que llevábamos encima. Desechamos algunos camarones de talla pequeña y nos quedamos solo con aquellos que parecían tener un potencial atractivo por su tamaño y color. Al final, en la distribución, tocó a 6 camarones por participante. Dentro de toda esta vorágine, siempre tuve la esperanza de hallar algún rastro de los rivulus entre la vegetación o huevos que delataran su presencia en el lugar, pero todo fue en vano en ese aspecto.

Macrobrachium scabriculum en uno de los acuarios de Miguel.

Camarón de cristal, gato por liebre!!!
Como todo buen acuarista, después de haber situado en un acuario de cuarentena a mis nuevos inquilinos, me dediqué a buscar información sobre ellos, tal como indican los consejos de los acuaristas más aventajados. Sin saber lo que nos deparaba el destino, tomé contacto telefónico con algunos criadores expertos y especialistas amigos para confirmar que la especie capturada fuese realmente el Xiphocaris elongata.

Amigos lectores, cómo explicar la frustración que me invadió al recibir la confirmación de que la especie capturada no era ni remotamente la que pensábamos que era, sino otra, el Macrobrachium scabriculum (Heller, 1862). Solo para que entiendan parte de mi sufrimiento, este camarón es conocido por “Saltillo” en varias regiones de Cuba y es usado muchas veces como alimento humano. Los machos adultos pueden llegar a medir 12cm y las hembras oscilan entre 7cm y 8cm, lo que significa que al ser introducido en un acuario de 60 litros, arriesgamos la vida de cualquier pez.

Si bien ellos son habitantes de fondo, podemos hallarlos sobre las hojas anchas de plantas como Cryptocorines, Ludwigia, Higrophila o Nenúfares sumergidos por citar algunos ejemplos, además de ver como recorren los troncos o rocas que utilizamos en la decoración en busca de alimento o refugio. La alimentación dentro del acuario puede ser a través de las sobras de diferentes comidas que le damos a los mismos peces o los desechos de las hojas que están en mal estado. Lo más preocupante es que la mayor actividad la realizan de noche y es cuando suelen atacar a los peces, sobre todo si están débiles o si son pequeños. En cambio, el mantenerlos alimentados correctamente supone una disminución de estos ataques, según algunas fuentes consultadas.

Lo único positivo que saqué de esta breve experiencia está en la riqueza de los colores que por momentos nos regalan y la impecable labor de limpieza que realizan durante la noche. Si usted algún día se decide por mantener esta especie, le doy a continuación algunas sugerencias.

1. Al ser capturados en un ecosistema natural, deben estar un período obligatorio de cuarentena para luego introducirlos al acuario.

2. Trate siempre que sean pequeños para que puedan adaptarse con mayor facilidad al acuario y a los diferentes tipos de alimentos.

3. De ser posible, monte un acuario, el que van a habitar, con una decoración donde proporcione zonas para que descansen o se refugien de los ataques de peces de mayor tamaño.

4. Esté siempre al tanto que, en el momento de dar alimento, alcancen una porción de comida.

5. Si su objetivo es mantenerlos, a pesar del tamaño que alcanzan, puede cortar con los dedos sus tenazas a fin de evitar ataques a los peces pequeños, ya que estas se vuelven a reproducir con el tiempo.

6. Si piensa usar a los camarones como alimento vivo, entonces debe esperar al menos tres días a que liberen todo el contenido del tracto intestinal y con ello evitará infectar el acuario con alguna enfermedad.

Bibliografía:

Panfet Valdés, Cristina M. El género Utricularia (Lentibulariaceae) en las Antillas Mayores. Jardín Botánico Nacional, Universidad de La Habana. Cuba. 2008.
http://decapoda.nhm.org
http://www.cpaqui.br
http://www.crusta-fauna.org
http://www.elacuarista.com
http://www.fao.org
http://www.itis.gov
http://zipcodezoo.com

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