Melanochromis - Trewavas , 1935

Orden: 

El Género Melanochromis fue creado en 1935 por la Dra. Ethelwyn Trewavas para diferenciar un grupo de peces del Lago Malawi que originalmente se encontraban descritos dentro del Género Pseudotropheus.

Para establecer el nuevo Género Trewavas tomó como característica distintiva que los Melanochromis tienen menos cantidad de dientes pero de mayor tamaño en la parte inferior del hueso faríngeo.

Tal como ocurre en otros Géneros, dentro de Melanochromis aún persisten diferencias entre las especies que lo componen, ya que además de las diferentes libreas que presentan algunas de esas especies, también hay diferencias morfológicas bastante evidentes.

Por lo tanto, es muy probable que en el futuro haya nuevos estudios que permitan recoger en otro Género a varios de los miembros actualmente ubicados en Melanochromis. De hecho Paul V. Loiselle ha publicado varios trabajos poniendo énfasis en estas diferencias por lo que no es descabellado suponer que tal vez en un futuro no muy lejano, haya novedades al respecto.

Mientras los taxonomistas siguen estudiando el tema, los acuariófilos debemos trabajar con las pautas actuales, de modo que trataremos de describir las generalidades que distinguen al Género. Estas generalidades van más allá de las particularidades que pueden definir en el futuro un nuevo género.

Como primer detalle podemos mencionar citando a Loiselle (1979), que Melanochromis puede ser dividido en dos grandes grupos.
El primero de ellos estaría compuesto por las especies de mayor tamaño, con cabeza alargada y boca grande, con pocos dientes, largos y espaciados, en la zona externa de la mandíbula. La especie típica de este grupo es Melanochromis melanopterus. Se alimentan de invertebrados y son piscívoros oportunistas.

El segundo grupo incluye las especies de porte pequeño a mediano, cuyas cabezas son redondeadas y las mandíbulas estrechas. Los dientes externos se ubican muy juntos y son cortos. Estas especies se alimentas básicamente de las algas que forman verdaderas praderas sobre las rocas. Larvas de insectos e invertebrados forman la parte secundaria de la dieta. Melanochromis auratus es el representante típico de este grupo.

Precisamente del segundo grupo provienen la mayoría de las especies disponibles para los acuaristas.

Casi todos los habitantes del Lago Malawi tienen requerimientos similares para ser mantenidos en acuarios. Pero los Melanochromis tienen la particularidad de resultar más agresivos y territoriales, por lo que mantenerlos y reproducirlos requiere mayores cuidados que otros Mbuna.

Esto contrasta con el colorido que suele impactar a los aficionados que, en muchos casos por falta de asesoramiento, adquieren estos peces sin conocer sus hábitos.

Como primera cuestión hay que destacar que Melanochromis tiende a ser extremadamente agresivo con machos de su propia especie. Esto hace literalmente imposible mantener más de un macho en un acuario de tamaño menor a 300 litros, pero aun así en dicho acuario deben estar presentes varias zonas provistas de cuevas y escondites que brinden refugio a quienes ocupen un segundo lugar en la jerarquía. De no haberlas, seguramente el macho más débil terminará muerto. Aún con todas las previsiones, será necesario incluir muchas hembras (al menos dos o tres por cada macho), teniendo en cuenta, además, que las hembras de este Género también tienen un grado bastante alto de agresividad entre ellas.

Si bien en algunas especies el dimorfismo sexual es más que evidente, en algunos casos las hembras muestran una coloración muy similar a la de los machos, lo cual hace difícil diferenciarlos.

Teniendo en cuenta que los machos son tan agresivos entre si, no es difícil imaginar por qué la mayoría de los Melanochromis muestran una diferencia tan grande de coloración entre machos y hembras.

Los Mbuna en general, incluídos Melanochromis, son polígamos e incubadores bucales. Las hembras se ocupan de incubar los huevos y ofrecer refugio a los alevines en su boca hasta mucho tiempo después de nacidos.

Los machos son muy violentos en el cortejo y de no estar la hembra madura deberá disponer de refugios en el acuario para evitar que sea lesionada gravemente, ya que el macho seguirá intentando reproducirse a pesar de todo.

Si la hembra aceptara la invitación del macho, se inicia la puesta con la pareja nadando en círculos en torno al lugar elegido previamente, que por lo general se trata de un hoyo cavado por el macho en un área segura dentro de su territorio.

Una vez depositados los huevos la hembra los toma con su boca, donde llevará adelante la incubación. Para la fecundación, la hembra cubre con su boca abierta la región genital del macho a la espera que este fecundo los huevos. Una vez fecundados se alejará para ocultarse en una grieta o escondite donde estará protegida de los embates del macho. De no contar con ese refugio el macho proseguirá en sus intentos reproductivos y finalmente la hembra será atacada y eventualmente muerta.

Mientras dura el período de incubación las hembras modifican su colorido tratando de pasar desapercibidas.

Desde el momento que comienza la incubación, los alevines son mantenidos en la boca de la hembra por alrededor de un mes. No obstante, en cada ocasión en que los alevines se consideren en riesgo, saldrán disparados hacia la boca de su madre que los refugiará allí hasta que pase el peligro.

Esto provocará en la hembra un desgaste muy grande, y los alevines tendrán poco tiempo para alimentarse, por lo que en la mayoría de los casos será recomendable trasladar las crías a un acuario adecuado y a la hembra a otro acuario donde será alimentada en abundancia para permitir su recuperación antes de volverla al acuario general.

Procediendo así se evitará también que la hembra agreda a otros habitantes del acuario por su excesivo celo en el cuidado de los alevines.

Los alevines deberán ser alimentados con Artemia, alimento seco  triturado de acuerdo al tamaño de su boca y otros tipos de alimentos adecuados a su tamaño. Crecen rápidamente y van mostrando su colorido con mayor intensidad si en su dieta se incorporan más proteínas vegetales que proteínas animales.

En dos meses habrán alcanzado un tamaño de 2,5 a 3 cm.

Según la especie podrá adquirir su coloración definitiva entre cuatro meses (M. interruptus) o entre 6 y 9 meses para los demás miembros del segundo grupo.

Por su parte, aquellos Melanochromis de mayor tamaño que conforman el primer grupo citado al comienzo, pueden tardar hasta 10 meses o algo más.

“No debe sorprendernos, a la vista de lo ya observado, que los machos de las diferentes especies de Melanochromis no se lleven bien entre ellos. Las hembras de distintas especies suelen convivir bien. Si se desea mantener dos especies de Melanochromis en el mismo acuario, los roces se reducen si las dos especies pertenecen cada una a un grupo distinto. Fuera de los periodos de reproducción estos peces suelen ignorar al resto de los Mbuna, pero de cualquier forma los machos de estas especies son fuertemente territoriales y expulsarán de su zona a cualquier pez que recuerde a un macho de su especie. Puede que sólo nos demos cuenta de la necesidad de espacio de estos peces cuando veamos cómo un macho de M. auratus es capaz de secuestrar la mitad de un acuario de 200 l para establecer ahí su lugar de cría”.( Loiselle, Paul V. (enero 14, 1998). "Melanochromis, los preciosos matones del Malawi".)

Dimorfismo sexual en algunas especies, tal vez las más agresivas, la diferencia de color entre ambos sexos es muy ostensible, al punto 

que los machos suelen ser azules y las hembras amarillas. Sin embargo, aún en aquellas especies en las que las diferencias entre los sexos no son tan evidentes, existe un marcado dimorfismo que se destaca aún más durante el cortejo y en período previo al desove. Es evidente en los machos la presencia de ocelos en la aleta anal, el cual según algunos autores funciona a modo de "señuelo" para las hembras, mientras que otros autores desechan esa afirmación. Esos ocelos son de tamaño y color similares a un huevo.
Reproducción: Paúl V. Loiselle describe la reproducción de la siguiente manera:
Como todos los Mbuna, los Melanochromis son peces polígamos de incubación bucal materna. Los machos cortejan a sus parejas con la misma violencia con la que defienden su territorio. La supervivencia de la hembra depende pues mucho de la cantidad de refugios que tenga disponibles. El riesgo de que una hembra resulte dañada es menor cuanto mayor sea su número. Sin embargo, la tendencia de las hembras a atacarse entre ellas hace que el acuarista no deba perder de vista el grupo, separando a cualquier individuo que sufra más que los demás. Una puesta típica comienza con la pareja nadando en círculos alrededor de una área refugiada, normalmente una depresión excavada en el centro del territorio del macho. Como en los otros Mbuna, la fertilización de los huevos tiene lugar en la boca de la hembra. A pesar de que los machos han desarrollado seudo ocelos anales, no los usan como señuelo. Es más, la hembra cubre con su boca directamente el vientre del macho. Una vez finalizada la puesta, es de vital importancia que la hembra disponga de algún refugio donde ocultarse. El macho continuará intentando cortejarla, y en ausencia de una respuesta adecuada puede atacarla y matarla.

Las hembras que están incubando se reconocen por el cambio general en el contraste típico de sus colores. Es interesante el que en varias especies este cambio se va consolidando a medida que el pez crece. En algunas especies este cambio deriva hacia una masculinización de los colores de forma que llega a hacerse difícil el reconocer los sexos. Esta tendencia se da en otras especies de Mbuna como P. lombardoi o P. minutus. Yo he visto cómo aparecían leves manchas amarillas en la aleta anal de hembras muy viejas de Astatotilapia burtoni, un rasgo esencialmente masculino. Se intenta explicar este cambio de aspecto aludiendo a un desequilibrio hormonal propio de la vejez, tras la degeneración de los ovarios. Sin embargo, esta explicación no soluciona el problema de que este fenómeno esté muy extendido entre los Melanochromis, sólo esporádico en Pseudotropheus y desconocido en Labidochromis, cuando la degeneración de los ovarios es común a los tres géneros.
Paúl V. Loiselle

La parte más importante en la estrategia reproductiva de los futuros padres es el reconocimiento de la pareja. Ese "reconocimiento" viene más a menudo por parte de la hembra. Los machos esperan cerca de su sitio de puesta a que pase una hembra lista para desovar. Esta debe llegar a identificar al macho de su especie, a menudo en medio de decenas de especies que frecuentan el mismo hábitat. La hembra utiliza uno o más elementos para reconocer su pareja:

Su territorio o sitio de anidación: cueva de roca, arena, marcas en las rocas de pastoreo….Los colores del macho, su silueta, su olor, sus feromonas, su manera de comer, su manera de lucir. 
Una vez en la boca, la hembra incubará los huevos durante tres semanas, no obstante lo cual, podrá guardarlos en la boca más allá de este tiempo si considera la existencia de algún peligro para sus alevines. Mientras los alevines nadan libremente a partir de los 21 días, ante cualquier peligro, imaginario o real, se refugiarán rápidamente en la boca de su madre.

La alimentación dependerá de las especies. Algunas se alimentan a base de algas mientras que otras son omnívoras o piscívoras oportunistas. Por lo pronto, para mayor información sobre las especies de este Género, se recomienda consultar las fichas correspondientes.

La lista de especies descritas para este Género seguramente se verá modificada con el tiempo. Mientras ello no ocurre, tendremos como válidas las siguientes:

2. Melanochromis baliodigma Bowers & Stauffer, 1997
3. Melanochromis benetos Bowers & Stauffer, 1997
4. Melanochromis brevis Trewavas, 1935
6. Melanochromis cyaneorhabdos Bowers & Stauffer, 1997
7. Melanochromis dialeptos Bowers & Stauffer, 1997
8. Melanochromis elastodema Bowers & Stauffer, 1997
9. Melanochromis heterochromis Bowers & Stauffer, 1993
10. Melanochromis interruptus Johnson, 1975
13. Melanochromis kaskazini Konings-Dudin, Konings y Stauffer, 2009
14. Melanochromis lepidiadaptes Bowers & Stauffer, 1997
15. Melanochromis loriae Johnson, 1975
16. Melanochromis melanopterus  Trewavas, 1935
17. Melanochromis mossambiquensis Konings-Dudin, Konings y Stauffer, 2009
18. Melanochromis mpoto Konings y Stauffer, 2012
19. Melanochromis parallelus Burgess & Axelrod, 1976
20. Melanochromis perileucos Bowers & Stauffer, 1997
21. Melanochromis robustus Johnson, 1985
22. Melanochromis simulans Eccles, 1973
23. Melanochromis vermivorus Trewavas, 1935
24. Melanochromis wochepa Konings-Dudin, Konings y Stauffer, 2009
25. Melanochromis xanthodigma Bowers & Stauffer, 1997
 
Más fichas de especes Melanochromis podrán ser localizadas utilizando el buscador que se encuentra en esta misma página o buscando por el índice alfabético.
Melanochromis auratus - casal